"La guerra civil se hace incontrolable"
- El País, 1976
El problema comenzó cuando estas comunidades creyentes comenzaron a predicar con los nacionalismos. En el bando judío tenemos, por ejemplo, a Herzl que en 1896 publicó El Estado judío. Esta tesis afirmaba la imposibilidad de combatir el antisemitismo, y que por lo tanto solo quedaba una rendición y un acomodamiento.
Ya
a las puertas del siglo XX, apenas
había veinte asentamientos agrícolas en Palestina, poblados por unos 4.500
judíos. En la segunda aliya
(emigraciones) que coincidió con los antecedentes de la Primera Guerra Mundial, estos asentamientos
triplicaron su número. Además, estas emigraciones y posteriores asentamientos
iban guiados por un ideal judío de índole socialista. Y así nacieron los
kibbutzim, las colectividades
agrarias y la expansión de la propiedad colectiva. Sin embargo este no era el
único ideal, ya que también los había que eran partidarios del nacionalismo
exclusivo y procedían en su mayor medida de los Países del Este.
Palestina fue una región muy poco
poblada e inestable de política. Su población era escasa y estaba
continuamente afectada por los raids beduinos.
No fue hasta la revolución de los Jóvenes Turcos en la primera década de siglo
cuando empezaron los primeros conflictos entre ambas comunidades. Aunque cabe
destacar que durante la Primera Guerra
Mundial, los turcos prohibieron el nacionalismo de ambos signos y el exilio
de muchos practicantes.
En
1917 tuvo lugar la Declaración Balfour,
en la que el Gobierno Británico reconocía como aceptables las
emigraciones judías, lo que tuvo como consecuencia un importante aumento de
inmigrantes en el país. Esto llevó a la tercera aliya, que aún no había madurado en su ideología y tenía las mismas
intenciones que la anterior. Sin embargo, cabe destacar que fueron los
partícipes en este asentamiento los que consiguieron hacerse con el poder y la
posterior independencia.
La
cuarta aliya tuvo lugar en 1924, de carácter más cosmopolita que
las anteriores. Esta trajo consigo la aparición de instituciones como el Haganah, (Ministerio de Defensa e
Inmigración) y el Histadrut (los
sindicatos). Por otro lado, el sionismo aumentó su papel popular y
social, mientras que los grandes pudientes se mostraban hostiles contra él.
Al
tiempo que crecía la inmigración judía también lo hacía la población árabe,
pero esto no duraría mucho porque la violencia comenzaba a caldear el ambiente
social de 1929, lo que traería graves consecuencias. En 1931, Mac
Donald ordenó no restringir la inmigración judía y, como
consecuencia, las agresiones entre las dos comunidades se multiplicaron. Seis
años después, coincidiendo con la persecución nazi, los británicos empezaron a apoyar
a los israelíes contra los árabes.
El Holocausto, fue
una de las razones que contribuyeron al anhelo de tener una patria propia; y
aún más si tenemos en cuenta el pueblo judío fue el único que no consiguió
recuperarse de las pérdidas demográficas producidas durante la Segunda Guerra Mundial hasta los años
80. Muchos judíos inmigraban de forma ilegal, lo que supuso un aumento de
las malas relaciones con las autoridades británicas. A partir de 1944, cobraron protagonismo minoritarias organizaciones
terroristas judías como Irgún,
o Lejí, que buscaban la venganza
contra los intereses británicos. De hecho llegaron a asesinar a un ministro
británico y volaron un hotel británico de Jerusalén, al darse la detención de
inmigrantes ilegales por parte de las autoridades coloniales.
Tres
años después, la situación de los soldados británicos en Palestina se
hizo insufrible. Los enfrentamientos entre las dos comunidades no cesaban y el
intento de restablecer el orden suponía una tentativa a los atentados. En los
combates que tuvieron lugar antes de la independencia murió gran parte de la
población judía. Se explica de esta forma la decisión británica de retirar las y el apoyo
administrativo-económico a principios de los cincuenta.
Por
otro lado, la ONU estaba
buscaba soluciones al problema. En 1947
se celebró la primera sesión del comité especial de las Naciones Unidas para solventar el problema
palestino. Sin embargo la población árabe no estuvo dispuesta a aceptar los
propósitos judíos de basar en el pasado histórico sus reivindicaciones, porque
lo consideraba el efecto de una "nostalgia
místico-religiosa". Las soluciones propuestas fueron varias,
aunque la mayoría apuntaban hacia un Estado
federal (que se llevaba concibiendo desde los años 30). Finalmente, el
comité propuso la creación
de dos Estados y una zona internacional en Belén y Jerusalén bajo control de las Naciones Unidas.
Los israelitas contarían con tres zonas.
En
este momento, existía todavía un consenso
entre las dos superpotencias que se enfrentaban al problema; lo que era prácticamente
el único acuerdo que subsistía entre los antiguos aliados. Pero la respuesta
del mundo árabe fue la proclamación de La
guerra santa -jihad- en contra de la resolución y, mientras que el bando
israelí, se negó a aceptar una solución transaccional. El Irgún, afirmó que consideraba este reparto como "una catástrofe nacional e
histórica" y prometió que “llegará un día en que el conjunto de Palestina, Eretz e Israel sería
devuelto al pueblo judío”.
A
comienzos de los años 50, iban a intervenir los árabes, con unidades militares
de los países limítrofes, mientras que se reagrupaban las milicias judías.
Desde los años veinte, existía una fuerza defensiva llamada Haganah, que en este momento integraba,
además de todo, terroristas. Tan sólo unos minutos después de su proclamación
del fin del mandato británico, el Estado de Israel fue reconocido por Estados
Unidos.
Al mismo tiempo se iniciaba la primera Guerra árabe-israelí que daría lugar al más importante conflicto del mundo actual. La situación militar de partida vino con la victoria de los árabes. Hay que tener en cuenta que las milicias judías disponían de pocos hombres guerrilleros, sin medios bélicos; mientras que los árabes tenían una cifra inmensa de unidades militares y apoyo de los países del entorno. Pero fueron los judíos los que vencieron en Ben Gurion.
La
batalla decisiva tuvo lugar en entre Tel
Aviv y Jerusalén y acabó con la división de la ciudad en dos y la ocupación
del territorio por parte de los israelíes, con la excepción del desierto
del Neguev. En junio de 1948, el
conde Bernadotte, como intermediario de la ONU,
consiguió una primera tregua entre los
combatientes y propuso la división del territorio de Jordania entre
los Estados combatientes. Pero las disputas se reanudaron en julio y a partir de este momento las
victorias judías no cesaron. En el desierto del Neguev, por ejemplo, hasta tres mil egipcios fueron
hechos prisioneros, junto al que sería el futuro presidente Nasser.
Allí, las ofensivas israelíes proporcionaron victorias que hubieran supuesto la
caída del Ejército egipcio y la llegada hasta el Canal de Suez de no ser por las ayudas británicas y su
intervención.
Entre
febrero y julio de 1949-50, una
serie de armisticios fueron suscritos en Rodas entre palestinos y árabes, con
la exclusión de Iraq. Fueron acuerdos exclusivamente militares que no
significaban la determinación de fronteras permanentes, por más que se pensase
que los árabes reconocían
al Estado de Israel.
La
idea árabe había cambiado y ahora, en lugar de repudiar el reparto pasaron a
defenderlo, pero solo obtuvieron una derrota. El Estado Israelí estaba agotado
y devastado, y además no ejercía control sobre los árabes; mientras que estos
si lo hacían. Es más, había árabes conviviendo en territorio palestino, pero no
había judíos vivos en territorios árabes.
En
1952 la derrota supuso la sustitución
de la Monarquía y la aparición del régimen de los Oficiales Libres en Egipto,
pero ya antes el rey Abdallah de Transjordania (quería unificar los territorios
palestinos bajo mandato egipcio), había sido asesinado en Jerusalén. A mediados de los años cincuenta, cuando
se predecía la intervención soviética y la aparición de un neutralismo activo
en Oriente, la confrontación árabe-israelí aparecía
de forma más grave que la primera de ellas.
Bibliografía
Pasandoisrael.com
- Ana Perla Sánchez
Entrada muy completa. Bien estructurada y desarrollada.
ResponderEliminarAtentamente,