El primer hijo de Felipe II no era lo que un
padre habría querido para estar orgulloso, pero tampoco es que él fuese muy
bien padre. El pequeño Carlos, el primogénito del rey de la Monarquía
Hispánica, estaballamado a ser el heredero de la corona española, pero desde el
principio tuvo demasiadas complicaciones. Carlos de Habsburgo estaba encerrado
y moribundo a causa de un encarcelamiento ordenado por su propio padre. Ya
cerca de la muerte, no se sabía si sería Felipe II quien acabaría con su vida o
si lo haría un simple infarto.
El príncipe Carlos vino al mundo con mala
suerte. Su madre, que era la primera de las cuatro esposas de Felipe II murió
enferma a los cuatro días del parto, y mientras tanto, Felipe estaba más atento
de los asuntos de gobierno que de la llegada del primogénito. Creció sin padre,
madre o abuelos, solamente pasando por las manos y crianzas de regentes que se
guiaban por el interés, y a quienes no le importaban. Era un hombre enfermo,
con mal aspecto físico, en lo que se incluía el pecho hundido, la chepa, las
piernas una más larga que la otra, y todo producto de la endogamia y los
disgustos familiares.
Como los monarcas europeos organizaban los
matrimonios concertados entre primos y primas, hermanos con tías, sobrinos con
hermanas, y demás combinaciones, Carlos que también fue víctima, le tocó una de
las más insanas. De hecho, el pequeño monarca, a causa de estas relaciones
familiares, tendía cuatro bisabuelos y seis tatarabuelos.
Cuando llegó a la adolescencia, su carácter
fuerte y violento, característico de un niño solitario, le empujaba a tener
acciones violentas contra todos los que estaban a su alrededor, incluso intentó
apuñalar al Duque de Alba. Este intento de agresión sería de lo último que
haría.
Carlos, como todo aquel que se cría en la
Corte, demandaría responsabilidades de Estado, pero Felipe II no se las quería
dar porque entonces el Imperio Español se habría hecho pedazos. Carlos habría
sido capaz de acabar con toda su hegemonía histórica. Es más, cuando su padre
le negó a ir a Flandes y en su lugar mandó al Duque de Alba, el príncipe trató
nuevamente de asesinar al Duque. En este momento Felipe II ordenó el
encarcelamiento de su ijo y más tarde murió en las más extrañas consecuencias.
Al final, el heredero de la corona fue Felipe III, que era más apaciguado que
su hermano, pero completamente inútil en lo que a asuntos de gobierno se
refiere.
- Ana Perla Sánchez
Bibliografía: Nieves Concostrina.
Bibliografía: Nieves Concostrina.
Estimada Ana:
ResponderEliminarLa entrada incluye alguna errata tipográfica. No es grave, pero mejor si se corrige.
Atentamente,