lunes, 11 de marzo de 2013

El príncipe Don Carlos


El primer hijo de Felipe II no era lo que un padre habría querido para estar orgulloso, pero tampoco es que él fuese muy bien padre. El pequeño Carlos, el primogénito del rey de la Monarquía Hispánica, estaballamado a ser el heredero de la corona española, pero desde el principio tuvo demasiadas complicaciones. Carlos de Habsburgo estaba encerrado y moribundo a causa de un encarcelamiento ordenado por su propio padre. Ya cerca de la muerte, no se sabía si sería Felipe II quien acabaría con su vida o si lo haría un simple infarto.

El príncipe Carlos vino al mundo con mala suerte. Su madre, que era la primera de las cuatro esposas de Felipe II murió enferma a los cuatro días del parto, y mientras tanto, Felipe estaba más atento de los asuntos de gobierno que de la llegada del primogénito. Creció sin padre, madre o abuelos, solamente pasando por las manos y crianzas de regentes que se guiaban por el interés, y a quienes no le importaban. Era un hombre enfermo, con mal aspecto físico, en lo que se incluía el pecho hundido, la chepa, las piernas una más larga que la otra, y todo producto de la endogamia y los disgustos familiares.

Como los monarcas europeos organizaban los matrimonios concertados entre primos y primas, hermanos con tías, sobrinos con hermanas, y demás combinaciones, Carlos que también fue víctima, le tocó una de las más insanas. De hecho, el pequeño monarca, a causa de estas relaciones familiares, tendía cuatro bisabuelos y seis tatarabuelos.

Cuando llegó a la adolescencia, su carácter fuerte y violento, característico de un niño solitario, le empujaba a tener acciones violentas contra todos los que estaban a su alrededor, incluso intentó apuñalar al Duque de Alba. Este intento de agresión sería de lo último que haría.

Carlos, como todo aquel que se cría en la Corte, demandaría responsabilidades de Estado, pero Felipe II no se las quería dar porque entonces el Imperio Español se habría hecho pedazos. Carlos habría sido capaz de acabar con toda su hegemonía histórica. Es más, cuando su padre le negó a ir a Flandes y en su lugar mandó al Duque de Alba, el príncipe trató nuevamente de asesinar al Duque. En este momento Felipe II ordenó el encarcelamiento de su ijo y más tarde murió en las más extrañas consecuencias. Al final, el heredero de la corona fue Felipe III, que era más apaciguado que su hermano, pero completamente inútil en lo que a asuntos de gobierno se refiere.

- Ana Perla Sánchez
Bibliografía: Nieves Concostrina.

1 comentario:

  1. Estimada Ana:
    La entrada incluye alguna errata tipográfica. No es grave, pero mejor si se corrige.
    Atentamente,

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