lunes, 11 de marzo de 2013



Felipe II 


Felipe II, fue sucesor de Carlos V y accedió al trono en 1556. No obtuvo todos los territorios que había heredado su padre, solamente España, Italia, Franco Condado, Luxemburgo, Flandes, y los territorios de América.
Nacido el 21 de mayo de 1527 en Valladolid, este monarca estuvo rodeado de una gran leyenda que se califica de rosa y negra según el punto de vista desde el que se observe. Para los católicos era un ejemplo de virtud y de valor mientras que los protestantes lo consideraban un fanático y un déspota. Lo cierto es que la imagen de Felipe II fue muy importante y era muy temido en el resto de Europa. Sin embargo, se enfrentará a numerosas guerras, crisis e inestabilidades que terminará por mermar el estatus y la imagen de la monarquía hispánica.





Felipe II continúa la guerra iniciada por su padre contra Francia y consigue importantes victorias. Las más destacadas son la Batalla de las Gravelinas, que se produjo en 1558 y que supuso la derrota francesa, y la Batalla de San Quintín, en la que las tropas españolas masacraron a los franceses, produciendo miles de muertes y bajas entre sus filas. Gracias a la Paz de Cateau-Cambresis , tiene lugar una nueva situación internacional en la que se asienta el poder y el dominio español en la península italiana.



En su reinado podemos distinguir dos fases: una en la que se centra en el mediterráneo y en la amenaza turca y musulmana sobretodo y otra en la que se concentra en Portugal, Inglaterra o los Países Bajos.

Con respecto a la primera fase, Felipe II se tuvo que enfrentar a la sublevación de los moriscos, que consiguieron alguna que otra victoria pero que al final fueron vencidos y tuvieron que exiliarse o convertirse al cristianismo si querían permanecer en la península. Los turcos y los piratas berberiscos también representaban una seria amenaza con la que Felipe II debía acabar. El monarca consigue detener su avance y acabar con las ambiciones turcas de conquistar Occidente en la batalla de Lepanto (1570), aunque lo hace con ayuda de una coalición de países cristianos, llamada Liga Santa. Esta fase comprende desde el año 1559 hasta el 1571.








La segunda fase, se centra en la amenaza protestante y en el temor a la disidencia religiosa como motor de gran parte de las políticas españolas. La sublevación de los Países Bajos, que eran claramente protestantes y que no reconocían a Felipe II y exigían su independencia, conllevo una gran pérdida de recursos y acabó hundiendo más la economía española. La guerra de los 80 años terminó con la independencia de los Países Bajos y la derrota de España. La guerra con Inglaterra marcó también este periodo y la  derrota de la Armada Invencible, supuso la humillación de Felipe II así como la práctica bancarrota de la Hacienda española. Entre los motivos para esta guerra se encontraba el soporte de la reina Isabel I a los piratas que hostigaban a los barcos españoles, el apoyo a los sublevados de los Países Bajos, etc.
La anexión de Portugal puede considerarse como la única “victoria” en este periodo y se consiguió gracias a los derechos sucesorios que había adquirido el monarca como resultado de su matrimonio con María de Portugal.  No obstante, no fue fácil puesto que el  Prior de Crato ya se había proclamado rey de Portugal y Felipe II tuvo que recurrir a las armas y a la diplomacia (mediante las Cortes de Tomar) para conseguir el trono.

El fin del reinado de Felipe II estuvo marcado por la bancarrota, la inestabilidad económica y el hambre. A esto se le sumaban la peste y las enfermedades, que azotaron a Castilla con mayor fuerza. La pérdida de la hegemonía hispánica y las importantes y humillantes derrotas militares hicieron mella en la mentalidad de la población. En definitiva, Felipe II dejó a su heredero, Felipe III, un reino marcado por la inestabilidad, el hambre y las reminiscencias de un antiguo y glorioso imperio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario