El siglo XVII estuvo
caracterizado por la crisis y el estancamiento económico y demográfico que
afectaron a gran parte del continente europeo. Muchos historiadores lo definen
como una época de crisis entre dos de desarrollo, refiriéndose a los siglos XVI
y XVIII. Sin embargo, hubo breves intervalos de crecimiento y no afectó por
igual a todos los países europeos.
Fueron años de decadencia para
España, Italia, los Países Bajos del sur y Alemania. Francia y el Imperio turco
sufrieron un estancamiento demográfico a pesar de la potencia política de la
que gozaron. Inglaterra progresó a pesar de una grave crisis y emergieron países
como Suecia a la vez que Austria
consiguió reafirmarse. No obstante, las
Provincia Unidas de los Países Bajos, vivieron su periodo de máxima
prosperidad.
La combinación de una serie de
factores fue la causante de la gran crisis y de la ruina económica y el
retroceso demográfico.
El tiempo(las condiciones meteorológicas), fue un factor clave. Esto se debe a que la economía
era predominantemente agraria y las malas cosechas (sobretodo si se sucedían)
llevaban a la población a una situación de hambre y pobreza. El hambre era tan atroz que provocó miles de muertes
por desnutrición y, por ende, un verdadero descenso demográfico debido a las
altas tasas de mortalidad. A este se sumó la epidemia de la peste que,
si bien no fue tan dura como en el siglo anterior, dejó un gran número de
víctimas a su paso.
Todas estas causas (el tiempo, el
hambre, la peste) se conjugaron con la guerra. El siglo XVII fue un
siglo de enfrentamientos continuos entre los países europeos. Empezando por la guerra de los treinta años y
pasando por todo tipo de guerras religiosas, hubo conflictos entre Inglaterra y
las Provincias Unidas, Francia y España, Francia contra las provincias Unidas,
una guerra civil en Inglaterra, la guerra “de devolución” (Francia y España), Austria
y Turquía se enfrentaron en una larga guerra, Suecia inició una guerra contra
Dinamarca, Polonia y Rusia. En
definitiva, una época de numerosos enfrentamientos que no hicieron más que
acentuar la pobreza y mermar a la población.
Como decíamos al principio, estas
características no fueron comunes a todos los lugares. En Holanda, este
siglo fue de hegemonía comercial y prosperidad económica gracias al comercio y
a la formación de polders. Amsterdam se convirtió en un gran puerto que
desplazó a los portugueses del comercio con el Extremo Oriente. Inglaterra
también presentaba un balance positivo ya que cercan los campos para un mayor
rendimiento y a la roturación de montes.
En resumen, el siglo XVII no fue
un siglo de prosperidad y crecimiento sino que estuvo marcado por la crisis, el
hambre y la peste, que se vieron empeoradas por las guerras continuas. Sin
embargo, esto no fue así en toda Europa sino que países como Holanda e
Inglaterra, consiguieron crecer y prosperar a pesar de la pésima coyuntura
económica y social.
*Polders: Terrenos ocupados
originariamente por el mar en Holanda hasta su transformación en campos de
cultivo y pastizal, protegidos del agua
mediante un sistema de diques de contención y molinos para bombear agua.
-Khadija El Fhal
Bibliografía:
BENNASSAR, Bartolomé: La
Europa del siglo XVII. Anaya, col. Biblioteca Básica de Historia,
Barcelona, 1989.
¡Magnífico!
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