lunes, 15 de abril de 2013

Montesquieu y los pequeños, grandes cambios

"A la mayoría de las personas prefiero darles la razón rápidamente antes que escucharlas"

Como Ilustración se entiende la época del siglo XVIII en la que todas las mentes se ven iluminadas, sino, no sería más bien conocido este siglo como "el de las luces". Sin embargo, como en todo, había muchas maneras de entender la Ilustración y la apertura de las mentes, y por eso podemos distinguir entre distintas ramas. Por ejemplo, tendríamos por un lado el despotismo ilustrado que utilizaría las nuevas ideas de la razón para seguir aprovechándose del pueblo; y por otro lado, estarían verdaderos ilustrados como Montesquieu, Rousseau o Voltaire, que aunque con índole burguesa, intentarían cambiar la sociedad del momento.

Este movimiento se desarrolló en la Francia del siglo XVIII, que sería posteriormente la protagonista de una gran revolución provocada por estas nuevas ideas. 

Uno de los mayores revolucionarios de la época, y precursor de ideas que aún conservamos actualmente, será Charles-Louis de Secondat, más bien conocido como el barón de Montesquieu

Perteneciente a una familia de la alta aristocracia tuvo a su alcance una buena educación, fomentada sobre todo por su padre. Aunque también tuvo la oportunidad de estudiar en otros lugares como París o Burdeos, en cuya ciudad natal aprendió los valores más allá de la clase social que lo acunaba. 

Como las tradiciones en esta época eran más que relevantes, estudió Derecho. Pero no solo destaca como escritor, sino que además, debemos aprender de su buena e innovada visión política. Entre sus obras la más impresionante de todas es El espíritu de las leyes (1748), que no solo alteró el panorama socio-cultural de la época, sino que hoy en día sigue teniendo una vigente influencia. En él, estableció las pautas para un mejor pensamiento socio-político, que incluía por primera vez, la separación del poder en tres: el poder legislativo, el ejecutivo y el judicial. Esto era puro veneno para la sociedad del Antiguo Régimen en la que se encontraba; y es más, el hecho de colocar el bien social por encima del de los altos cargos, suponía una mayor controversia.

Pero era así, la sociedad idealizada de Montesquieu no podía centrar todo su poder en un solo rey que además podía ser incapaz de gobernar. Lo mejor era que hubiese un Parlamento con funciones legislativas, un poder ejecutivo en manos del Gobierno, y finalmente el poder judicial a cargo de los Tribunales de Justicia. Además, cada pueblo o ciudad deberían tener sus leyes y formas de gobierno, porque cada pueblo es diferente y por lo tanto no puede ser juzgado por cualquier otro. Él decía que era absurdo aplicar el mismo modelo a todos los lugares, cuando al ir marcados por grandes diferencias, lo que se consigue más que una unidad política es un conjunto de sistemas que no funcionarían. ¿Pero porqué? Por que al no ser similares no pueden ser educados por el mismo patrón. Y hablando de educación: ésta también será una de sus preocupaciones, diciendo que debería ser igualitaria para todos. Aunque esto ya forma parte de una filosofía moral, que seguía entendiendo "la educación justa" como una división social entre los aprendientes. Así, los gobernantes aprenden de política, el pueblo aprende de agricultura y las mujeres aprenden las tareas del hogar. 

Fue un gran e innovador filósofo, escritor y político, a quien debemos parte de las bases de la democracia actual.

 "¿Qué te llevó a interesarte por las formas de gobierno?
Cuando un gobierno dura mucho tiempo se descompone poco a poco y sin notarlo. La descomposición: de todo gobierno comienza por la decadencia de los principios sobre los cuales fue fundado.

Tú mencionas tres clases de gobierno ¿puedes explicar qué termina con cada una de ellas?

 A las repúblicas las acaba el lujo; a las monarquías, la pobreza. Lo único que necesita el despotismo es el miedo. A la virtud no le hace ninguna falta y el honor sería peligroso."

Bibliografía

- www.diariodecomitan.com
- "El mundo de Sofía", Joestin Gardeer.
- "El pensamiento de Montesquieu", Carmen Iglesias.

Ana Perla Sánchez.

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