La distinción entre un ámbito privado y uno publico ha sido una de las características fundamentales en la época moderna. Para ello ha sido necesario delimitar o diferenciar una esfera pública y otra privada.
En primer lugar, podríamos definir la esfera como el dominio de nuestra vida social en el que algo así como la opinión pública puede conformarse. En principio, todos los ciudadanos tienen acceso abierto a la esfera pública, aunque sea en forma de conversaciones privadas en público cuando los ciudadanos se ocupan de temas de interés general sin ser coaccionados. Por extensión, cuando el publico es amplio, la comunicación entre las personas privadas necesita de ciertos medios de mayor difusión e influencia como la radio, los periódicos, la televisión, etc.
Podemos decir que la esfera pública media entre el Estado y la sociedad y que el término “opinión pública” se refiere a las funciones de la crítica y del control de la autoridad organizada del Estado que el público ejerce informalmente, aunque también formalmente a través de elecciones periódicas.
Otra diferenciación importante es la existente entre opinión y opinión pública, puesto que la primera es algo dado y que forma parte de la cultura, mientras que la segunda se forma solamente donde existe un público que se compromete en la discusión racional.
Haciendo un pequeño recorrido por la historia, nos encontramos con que, en la Alta Edad Media, los poderes feudales no eran las autoridades públicas pero representaban públicamente su estatus (no representaban al pueblo, sino que se representaban ante el pueblo) en lo que se conoce como publicidad representativa. Estos poderes se desintegraron en un largo proceso de polarización que dio lugar a elementos privados y públicos, y la publicidad representativa pasó a una nueva esfera de poder publico: los Estados nacionales y territoriales.
La esfera política burguesa se entiende como la esfera de las personas privadas reunidas para formar un público y que hacen uso de la esfera pública de periódicos informativos contra el mismo poder público.
En cuanto al modelo liberal, nos encontramos en un contexto sin igual en la historia. La economía de mercado imposibilita la división de la autoridad siguiendo criterios “feudales”. Las primeras constituciones modernas establecen la sociedad como una esfera de autonomía privada que se opone al poder público (limitado a pocas funciones). En esta organización, as personas privadas (reunidas en público), median entre las necesidades de la sociedad burguesa y el Estado. El libre intercambio de mercancías se conjuga con unos intercambios en la esfera pública que deben estar emancipados de la coerción política. Los medios empiezan a convertirse en vehículos y guías para la opinión pública y en armas para las políticas de partido y dejan de ser meramente para la circulación de información.
En la actualidad, la esfera política en las democracias de masas de Estados de Bienestar ha sufrido un debilitamiento singular en sus funciones críticas. Las leyes no son fruto de un consenso alcanzado entre personas privadas sino compromisos entre intereses privados que están en conflicto. Las grandes corporaciones intentan conseguir compromisos políticos con el Estado, de la forma más secreta posible pero intentando asegurarse el consentimiento de parte de la masa de la población gracias a un despliegue de publicidad.
En resumen, la esfera pública es el área donde los individuos pueden expresar opiniones públicas sin que intervenga ninguna coacción. Esta esfera mediaría entre la sociedad y el poder público y estaría conformada por personas privadas que actúan en un espacio público.
-Khadija El Fhal
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