La bula de Oro fue la ley
fundamental del Sacro Imperio Romano.
Firmada por Carlos IV en el año 1356, regulaba la elección imperial, la
posición de los príncipes y los diversos asuntos sobre la paz. La bula se
componía de treinta y un artículos, de los cuales veintisiete definían las
modalidades de la elección imperial. En
principio, la elección era un derecho de todo el pueblo, aunque la ejercía los
príncipes mientras que el pueblo quedaba limitado al derecho de aclamación, que
acabó desapareciendo en el siglo XVI. Los príncipes electores del emperador eran
siete: tres arzobispos y cuatro laicos. Los primeros eran los arzobispos de
Maguncia, Colonia y Treveris y archicancilleres de Alemania, Italia y Arles,
respectivamente. En cuanto a los príncipes laicos eran el rey de Bohemia, el
conde del Palatinado, el duque de Sajonia y el margrave de Branderburgo. Hay que destacar que la Bula de Oro no fue
una innovación sino una reglamentación de las tradiciones que se venían
siguiendo durante siglos de manera irregular. No obstante, suprimía la
injerencia del Papa en la coronación y elección del gobernador y aumentaba el
poder de los grandes señores, ya que los territorios electores no podían ser
divididos. El emperador ostentaba menos poder del se suele creer y no tenía capacidad para decidir sobre temas
como los impuestos, por ejemplo. Los príncipes, en cambio, se convirtieron más
en aliados que súbditos del rey y tenía amplios poderes sobre sus respectivos
territorios.
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