Ya que vamos a hablar de monarquía,
deberíamos partir de la definición que el Diccionario de Autoridades nos da de
ella, y es que, la entiende como un estado grande gobernado por uno solo, que
se llama monarca, con total independencia de un señor.
La monarquía de los Austrias será fiel a esta
definición y por lo tanto, seguirá un sistema político compuesto. Es decir, su
política organizativa se basará en la agregación de territorios bajo el común
mandato del monarca. Por otro lado, los poderes se irán acumulando gracias a
victorias matrimoniales y militares, como vemos, todo se basaba en estas
relaciones personales. A mejor relación personal, mayor poder. Esto también incluía
a los territorios, que durante el reinado de los Austrias se ordenan de forma
particular y tienen unan organización propia, que jamás responderá a una
unidad. Es por ello, que debemos entender este sistema administrativo como una
de las bases para mantener la línea de la conservación y organización perfecta
de todos los territorios bajo el mandato de los monarcas hispanos. Observemos, por tanto, que siguen la línea
del entramado plurinacional, y que conservan la organización política de cada
territorio, haciendo que a la hora de querer expandirlos, existan límites
establecidos entre ellos.
Partimos de la base de que fueron los Reyes
Católicos con su forma de organizar el Estado, los que dieron pie a las bases
de lo que más adelante serían los Estados Modernos. Sin embargo, sabemos que
aunque estos monarcas tan relevantes en la historia de España, crearon este
tipo de unión para seguir manteniendo la independencia de los territorios a
pesar de que estuviesen bajo el mandato del mismo elemento de poder, no fue
hasta los Decretos de Nueva Plata cuando realmente se fijó esta consolidación.
En cambio, el tema que nos ocupa son los
Austrias, y ellos influenciados por los Reyes Católicos, crearon organizaciones
de gobierno independientes, que tenían los mismos fines que siglos atrás. Lo que
provocaron fue una gran centralización de poder y aumento de la burocracia,
además de, una clara división entre lo público y lo privado. Gran parte de esta
organización buscaba la creación de monopolios y la división en fronteras, que
muchas veces no eran muy nítidas, y de hecho en la época de Carlos V (sobre
todo con los navarros), van a dar bastantes problemas. De esta forma se
establecía la soberanía del señor sobre su territorio, y por lo tanto, quedaba
vigente y claro el poder que éste le otorgaba.
La nobleza gracias a sus títulos y las
relaciones con la Corona, van a gozar de gran poder y riquezas, pero serán los
reyes los únicos capaces de ejercer la justicia. Para ello, y para ayudar al
gobierno del reino va a haber otro tipo de instituciones, denominadas Consejos,
cuyo funcionamiento se basará en un sistema polisinodial. Esto quiere decir que
cada consejo territorial tenía un papel temático propio al que debían
dedicarse, además de mostrar fidelidad hacia sus señores. Habrá muchos
consejos, como el de Hacienda, el del Ejército o el de las Indias, pero en
definitiva, el más importante será el Consejo de Estado, que se encargará del bienestar
de la monarquía y el cuidado de su política exterior.
Se dirá en esta época que “los reyes reinan pero no gobiernan”, y
esto es porque se consideraba que los monarcas de dicha dinastía, eran
incapaces de controlar por ellos mismos sus territorios. De esta forma, su
dominio era indirecto. Pero no siempre era así, ya que en muchos lugares, como
en Flandes o en Aragón, va a ser el rey quien tenga más autonomía que las
Asambleas, que en cambio, tendrán mayor poder en lugares como Milán o Nápoles. Este
tipo de incapacidad para gobernar llevará a los monarcas a estar en constante
negociación con las asambleas de dichos territorios, para aclarar las fronteras
y las formas de gobierno. Dicho esto, podemos cambiar nuestra perspectiva y
decir que la monarquía de los Austrias no era tan absoluta como la pintaban en
un principio.
Otra de las características que deberíamos
atribuir al funcionamiento de la dinastía sería la gran influencia de la
religión, que es, en definitiva la base de la fidelidad al reino. Lo que
hicieron los monarcas fue ayudarse de las creencias y de la fe del pueblo, y de
los vasallos, en suma, de todos aquellos que les seguían, para lograr una
unidad de creencia. Aunque eran bastante intolerantes, ya que lo único que les
unía era el cristianismo, y era
impensable que en este círculo cerrado cupiesen otras religiones. Podemos afirmar
que el catolicismo les fue de gran ayuda para poder mantener la unidad de su pueblo
y territorios.
La religión estaba en todos los órdenes de la
vida, y en mayor medida en la sociedad. Se pensaba en aquella época que el
mundo era un valle de lágrimas al que se venía a sufrir y a cumplir la
penitencia por el mal causado. Por ello, los nobles pensarían que su única
misión en la vida era proteger y orar. Es más, por ello recibirán toda suerte
de privilegios, además de riquezas y favoritismos. La sociedad se entendía de
esta forma: el que nace pobre, muere pobre, y el que nace rico muere rico. No había
otra manera de concebirlo.
En el ámbito económico observamos como el
capitalismo se iba abriendo paso por la sociedad de la época. De hecho, esta
doctrina económica sería una de las bases del pensamiento moral de aquellos
tiempos. Podemos decir que los Austrias son prácticamente los precursores de la
globalización política y económica que hemos llegado a arrastrar hasta nuestros
días, y todo por su gran extensión de territorios. No se podían mantener tales
riquezas sin dinero. Sin embargo, la relación más que mercantil será personal,
haciendo que los favores económicos entre familias y la Corona, y otros
allegados de gran poder, se creasen en torno a los mismos círculos.
- Ana Perla Sánchez
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